Las estadísticas del ministerio chocan con las cifras de la Generalitat
NEUS CABALLER. 03/03/2012 23:00
La
gestión de la política educativa valenciana ha sido, con diferencia, la
más contestada a nivel nacional en la última década. Dos datos abren el
debate. El gasto por alumno público valenciano ha bajado desde el
noveno al undécimo lugar entre todas comunidades autónomas de 2004 a
2009. En paralelo, el fracaso escolar de los estudiantes de primer ciclo
de ESO roza el 37%, un porcentaje que se ha disparado en 11,6 puntos
desde el año 2000.
Pero hay más. Entre 2002 y 2012 la Consejería de Educación, que
dedica un 30,82% del presupuesto de la Generalitat a la enseñanza no
universitaria, ha cambiado cinco veces de titular. Esa inestabilidad
(con las contradicciones añadidas en función de las prioridades de quién
la ha dirigido); la falta de pruebas serias de evaluación diagnóstica
(conforme a los estándares nacional y europeo); y la privatización del
sistema (en 11 años mientras se hacían 230 centros públicos nuevos se
han abierto 404 concertados), han acabado por enfrentar a todos los
agentes de la enseñanza pública con la Generalitat.
“La educación en España provoca mucho ruido y poco debate”,
reflexiona el inspector de carrera Vicente Díaz, que admite que “el
preocupante estado del sistema educativo, se ha visto agravado además
por unos recortes presupuestarios que han incendiado los territorios
escolares”. Díaz no refiere sólo a la Comunidad Valenciana. Pero sí
remite a los datos estadísticos más recientes para analizar el alto
fracaso escolar en esta autonomía.
A falta de un sistema propio de indicadores de la educación
valenciana, hay que recurrir a los indicadores anuales del Ministerio de
Educación (MEC), remitidos por cada comunidad. La última edición
publicada en febrero de 2012, que es un adelanto del informe Las cifras
de la educación en España. Curso 2009-2010, vuelve a situar a la
educación valenciana en un contexto de caída continuada del rendimiento
académico entre 2000 y 2009. Los datos confirman que los alumnos
valencianos tienen el doble de posibilidades de fracasar que los vascos.
La “tasa de fracaso escolar
administrativo” —el de los alumnos que no se gradúan al cumplir los 16
años— alcanza al 36,9% de los estudiantes valencianos del primer ciclo
de ESO. La cifra se ha disparado en 11,6 puntos desde el año 2000.
Mientras en el País Vasco en el 2000 afectaba al 18% de estudiantes de
16 años y en 2009 a sólo el 12,2%, un parámetro muy cercano al 10% que
plantea la Unión Europea.
Lo mismo ocurre en cuanto a la “tasa de abandono educativo temprano”,
entre la población de 18 a 24 años de edad que no ha completado algún
nivel de estudios posobligatorios, bien sea el Bachillerato o un Ciclo
Formativo de Grado Medio. La tasa de abandono en la Comunidad Valenciana
es del 29,2%, sólo superada por Baleares, Ceuta y Melilla. Aunque ha
avanzado ligeramente en la reducción del abandono escolar temprano, al
dispararse en los últimos tres cursos la matrícula de la FP, con la
vuelta a las aulas de jóvenes de entre 18 y 24 años que abandonaron los
estudios para dedicarse a trabajos de baja cualificación en el sector de
la hostelería o la construcción.
Aún así, es un hecho que en la Comunidad Valenciana cuatro de cada
diez mayores de 18 años abandonó sus estudios el curso pasado, según el
avance del ministerio. Mientras que en el País Vasco sólo lo hicieron
1,6 alumnos de cada 10.
“A la vista de los dos últimos indicadores”, Díaz se pregunta,
“¿cuánto ha de expansionarse nuestro sistema educativo para llegar a
parámetros tan europeos como los del País Vasco?”.
Si se analiza el gasto educativo medio por alumno (lo que incluye la
ratio profesor/alumno, el equipamiento en nuevas tecnologías, las ayudas
al estudio, los programas de compensatoria, etcétera) las cifras
también difieren, según quien las interprete.
La Consejería de Educación, en un reciente argumentario que el PP ha
enviado a los centros ante las protestas generalizadas contra los
recortes, defiende que destina “el mayor presupuesto de España, un
30,82%” del total.
Cierto. Pero las estadísticas del MEC revelan que entre 2004 y 2009
el gasto por alumno ha caído en relación a otras autonomías. La
Comunidad Valenciana ocupaba en 2009 el décimo lugar entre las 17
autonomías en gasto público por alumno concertado (5.828 euros al año) y
el onceavo en gasto público por alumno público ( 6.775 euros). Mientras
que en 2004 ocupaba el séptimo lugar en gasto por alumno concertado y
el noveno en gasto público por alumno público. Otras autonomías han
hecho un mayor esfuerzo inversor y su rendimiento se ha visto
compensado.
El País Vasco, con la tasa de fracaso y éxito escolar que más se
aproxima a los parámetros europeos, el Gobierno autonómico destina
10.964 euros por alumno público; Navarra, 8.590; Galicia invierte otros
8.041 euros. Solo Madrid, con un gasto por alumno de 5.990 euros y
Aragón con otros 5.427, están por debajo.
¿Está relacionada la inversión por alumno con el éxito escolar? Los
expertos no se ponen de acuerdo. Pero la mayor inversión en atención
individualizada (menos alumnos por aula y más profesores de apoyo,
metodologías más horizontales y el uso de las nuevas tecnologías) mejora
el rendimiento de los países europeos que destinan el 3,5% del PIB a
enseñanzas no universitarias. España invierte el 2,9%.
Como muestra un botón. “Una alumna de nueve años, N., que estudia un
colegio público de Valencia ha pasado de suspender Matemáticas con un 3 a
un 8,25 en el último control este mes, gracias a la profesora de
apoyo”, apunta de forma gráfica un profesor.
Pese a los resultados, la Comunidad Valenciana ha sido reticente a los programas estatales creados en 2004 para combatir el fracaso escolar, que se disparó en el año 2000. Figura a la cola en la aplicación del
Programa de Atención Educativa (PAE) orientado a reforzar a los alumnos
de Primaria y ESO con más dificultades de aprendizaje. Este curso, el
programa ha sufrido, además, un recorte del 40% respecto de 2011. El
curso pasado la inversión para reforzar el profesorado en centros
públicos (donde está matriculado el 86% del alumnado inmigrante o con
dificultades) fue de 995.500 euros, mientras que en 2011-2012 será de
596.386 euros.
El segundo plan estrella, el PASE de integración del inmigrante,
también se ha reducido a la mitad: de 101 aulas PASE a sólo 51 este año.
La consejería justifica el recorte en que la matrícula ha caído en
5.689. Pero sigue habiendo 90.857 alumnos extranjeros.
En aprendizaje de lenguas extranjeras, el sistema educativo
valenciano tampoco despunta. Más bien al contrario. Las estadísticas del
MEC sitúan a la Comunidad Valenciana otra vez a la cola, en el último
puesto, en porcentaje de alumnos que estudian una primera lengua
extranjera. Es la única autonomía de España en la que sólo un 20% de
alumnos de segundo ciclo de Infantil, en puertas de llegar a Primaria,
estudia inglés, pese a que es una exigencia de la Ley Orgánica de
Educación (LOE) para corregir esta asignatura pendiente. La media
nacional está en el 71%. Y hay comunidades como Galicia, Castilla-La
Mancha o La Rioja donde el 100% del alumnado de tres a seis años estudia
inglés. El resultado es un “suspenso en inglés” en Primaria y
Secundaria, certificado en las últimas pruebas de evaluación de la
consejería.
Para implantar el inglés desde los tres años, el sistema educativo
valenciano requiere de unos 3.000 maestros y profesores. Sin embargo, la
contratación de personal cae desde 2010. Según la Sindicatura de
Cuentas, el sistema cerró 2011 con 1.486 profesores menos. Y este curso
se estima que cierre con otros 1.000 o 1.200 docentes menos debido a la
reducción de los programas de compensatoria y de los grupos de FP.
Además, la consejería ha anunciado ya que enfrentará el crecimiento
vegetativo de población escolar sin contratar a los 1.000 docentes que
harían falta, lo que obliga a aumentar el horario lectivo de los
profesores.
En materia de Nuevas Tecnologías, es patente la rotunda negativa de
la Generalitat al programa Escuela 2.0 para informatizar las aulas. La
Comunidad Valenciana ocupa el lugar 15º por la cola, con 2,7 ordenadores
por aula. Solo está por encima de Madrid y Baleares con 2,5 y 2,2,
donde el PP también se opuso al plan del anterior gobierno socialista.
Mientras Andalucía y Extremadura rozan el listón de ordenadores por
alumno con 9,3 y 7,7 por aula.
Si a la limitación actual para sustituir bajas docentes (sólo se
cubre una de cada dos) se añade el último tijeretazo del Consell al
sueldo de los funcionarios (que deja los complementos por sexenios de
formación a la cola de España), el resultado es una “desmotivación
absoluta”, afirma, Vicent Ripoll, presidente de los directores, que
advierte de la dificultad que enfrentará la consejería para implicar a
los docentes en el reciente Plan de Choque contra el fracaso escolar.
“Tenemos la información, los datos, pero no el conocimiento para
resolver problemas a partir de la contextualización de la información
disponible”, concede Díaz, quien subraya la importancia de la formación
del profesorado, del cambio de metodología y la necesidad de adecuar las
evaluaciones a los estándares, como vectores para superar el reto.
La noticia en El País, aquí.
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