aquí sí que se encuentras lo que buscas en el blog


lunes, 31 de octubre de 2011

Filosofía de Platón, por Julián Fuentes



FILOSOFÍA (PARTIENDO DE LA ONTOLOGÍA) DE PLATÓN

Ante todo, debemos comprender la filosofía de Platón como una manifestación en contra de las teorías del conocimiento de los sofistas (relativismo, escepticismo y empirismo político), y de las injusticias políticas de su época.  El mayor tema de desconcierto para Platón es el ser humano, al que considera como un individuo que no tiene sentido fuera de la vida en sociedad. Por tanto si este individuo le preocupa, necesariamente ha de preocuparle también la sociedad en la que vive, y la ciencia que la controla, es decir la política.  

Platón a diferencia de los sofistas, defiende que sí que hay una verdad absoluta y universal de la realidad o de las cosas verdaderamente reales.  Bajo las influencias que recibe de Heráclito, aceptará que de las cosas sensibles (las que percibimos por los sentidos) no podemos obtener un conocimiento verdadero, sino simple opinión, ya que los objetos del mundo físico y material, están en continuo devenir y permanente cambio.

De Parménides acogerá que la vía que nos ofrecen los sentidos no es fiable,  ya que no nos muestran la realidad. Esta solo es accesible a la lógica de la razón. Platón tiene la determinación de que puede haber conocimiento de lo que no cambia, pero claro, esto no tiene lugar en el mundo sensible, dominado por el cambio y el devenir, sino que deberá estar en otro lugar. Estas realidades serán inmateriales, eternas, inmutables y el objeto de estudio del conocimiento. Les dará el nombre de Ideas.

Las Ideas que Platón plantea son la realidad en su definición más exacta. Son la esencia de las cosas del cosmos visible, es decir, son las que determinan que una cosa es lo que es y no es otra y que se encuentra en toda la multiplicidad de cosas que pueda haber sobre un aspecto. Las Ideas representan valores éticos y estéticos, objetos matemáticos, seres naturales y cosas fabricadas. Por tanto las cosas del mundo sensible participan de las Ideas (de todo lo que hay Ideas, claro), es decir, son copias imperfectas que las imitan en mayor o menor grado.

 Para dar un tipo de estructura a estas dos esferas de la realidad Platón define un dualismo ontológico, es decir, una clasificación según el grado de realidad; las Ideas dentro del mundo inteligible, se encuentran en el mayor grado de realidad seguidas de los objetos matemáticos que también se encuentran en el mismo mundo superior pero con menor grado de realidad. Este mundo, el mundo del ser, es un lugar fuera de la percepción de nuestros sentidos pero accesible a la inteligencia, invisible, perfecto y donde no hay cambio. Por el contrario las cosas que podemos percibir mediante los sentidos se encuentran en un mundo físico y material, sometido a un continuo proceso de cambio. -AQUÍ IRÍA MEJOR LA REFERENCIA A HERÁCLITO- Estas cosas dependen ontológicamente, según el grado de realidad, de las Ideas del mundo inteligible. Así se diferencian las cosas de las imágenes, con el menor grado de realidad. Para explicar esto Platón hace un símil con el Mito del Demiurgo, un ser que utilizando la materia, hace una copia del mundo inteligible y crea el sensible. La causa de que no sean iguales, es respectivamente que el primero utiliza la materia, mientras que el segundo, el cosmos inteligible perfecto no.

Platón nos hace ver que si existen unos niveles o grados de la realidad, el ser humano también deberá tener, por correspondencia, unos grados de saber acerca de esta (la realidad). Por tanto se plantea un dualismo epistemológico donde se diferencian dos niveles; el primero, el conocimiento científico o la episteme se refiere a las Ideas y los objetos matemáticos, es el grado de mayor conocimiento, claro, objetivo, fiable  y que tiene validez universal ya que no cambia. Este a su vez se subdivide en  dos subgrados (válgame la redundancia) NIVELES en la claridad del saber, ya que si antes dentro del mundo inteligible se habían diferenciado dos niveles de realidad, aquí se diferencian dos niveles de conocimiento, la inteligencia para las Ideas y el pensamiento para los objetos matemáticos. El segundo, la opinión o doxa se ocupa de los objetos físicos y fabricados además de las imágenes. Es el grado de saber inferior, oscuro, superficial, aparente, cambiante y relativo. Aquí también se diferencian dos subniveles de saber para la opinión, la creencia para los objetos físicos y fabricados y la imaginación para las imágenes. Por último se encuentra la ignorancia, el grado nulo del saber que se ocupa del no ser absoluto, la nada.

Si hemos dicho anteriormente que las Ideas pertenecen a un mundo distinto del nuestro el alma humana no podría llegar nunca a conocerlas. Platón resuelve este problema mediante la Teoría de la Reminiscencia, que explica que el alma  ha preexistido en el mundo de las Ideas y que al encarnarse en el cuerpo olvida el conocimiento de estas, tan solo quedando en ella un borroso recuerdo. Por tanto Platón está defendiendo un innatismo del conocimiento, en otras palabras, conocer es solamente recordar.

Se vuelve a plantear un dualismo, cuando nos referimos a la estructura del ser humano, un dualismo antropológico. Según Platón el ser humano está compuesto por dos partes; el alma y el cuerpo. La primera se considera inmortal e inmaterial y que como ha preexistido (como ya hemos dicho anteriormente) en el mundo de las Ideas, es la base de la inteligencia en el ser humano, y tiene prioridad sobre el cuerpo. El cuerpo en cambio es mortal y material, y tiene un sentido peyorativo para Platón (influenciado por los pitagóricos) considerándolo como la cárcel del alma y como un estorbo para el conocimiento por su constante flujo de apetitos y necesidades.

El alma a su vez tiene una división tripartita; la parte  racional que es la sede de la inteligencia, única en los humanos y que reside en la cabeza. La parte irascible que es la fuente de las pasiones y emociones humanas y que reside en el pecho y la parte apetitiva que es la fuente de los apetitos y deseos materiales, reside en el bajo vientre. Los choques entre las partes del alma es la explicación que da Platón de los conflictos internos humanos y la imposición de una de las tres sobre las otras dos, de diferente forma en cada persona, es el origen de las diferentes naturalezas o tipos psicológicos de las personas.

Platón dice que en la organización interna del alma, la parte racional ha de sobreponerse sobre las otras dos, si se da esto, podremos decir que hay armonía en el alma, justicia, y que cada una de las partes habrá desarrollado la virtud que le es propia; la racional la sabiduría, la irascible la valentía y la apetitiva la moderación. 

Como ya se ha dicho anteriormente, Platón rechazaba la democracia como forma de gobierno, porque para él, utilizando el símil del navío, era poner a gobernar una nave a alguien que nunca en su vida lo había hecho y confiar en que lo hiciera bien. Por el contrario él propuso su teoría del filósofo gobernante aplicando el intelectualismo moral socrático a la política. Ya que si un filósofo es capaz de llegar al conocimiento de la Justicia y el Bien en sí, sería un conocimiento que agruparía la realidad total, teniendo un gran criterio. Por tanto el filósofo será capaz de gobernar ayudado por su conocimiento de las ideas para tomarlas como modelo.

Para él, el gobierno debía estar formado por la élite, es decir, una selección de las personas con las mejores naturalezas, los mejores por naturaleza, y recibir una educación adecuada para potenciar esa habilidad. 

Para Platón el estado era como un gran individuo, de ahí que se atienda a las partes del alma para formar la estructura del estado ideal. Donde habrían tres grupos sociales; los productores, en los cuales reinaría su parte apetitiva del alma. Los guardianes, en los que la que reinaría sería la irascible. Y por último los gobernantes-filósofos, en los que ganaría más fuerza la parte racional. Según Platón al igual que en el alma los gobernantes-filósofos dominarían a las demás clases sociales (la parte racional sobre la irascible y la apetitiva) y de esta manera se volvería a dar  orden y justicia en el estado siguiendo el orden natural, de lo inferior a lo superior. Se dice que esta organización política es estatalista (anteposición del bien comunitario al individual), organicista (copia de organización del ser vivo, mediante órganos que realizan diferentes funciones para el beneficio del conjunto) y comunitarista (único sentido de la vida, en sociedad). 

Por último haciendo referencia a la educación de esas personas con la mejor naturaleza Platón propone un sistema capaz de hacer llegar al filósofo al conocimiento de la realidad. La educación de este tipo es  un largo proceso, dificultoso y plagado de resistencias y obstáculos. Antes de llegar a la última etapa, la dialéctica, Platón dice que el filósofo se debe relacionar primero con el estudio de las matemáticas, ya que es una realidad capaz de ser representada en el mundo sensible. Por último cuando el filósofo ha llegado al conocimiento de las ideas (la dialéctica), será capaz de gobernar con justicia tomando la idea suprema, la del Bien en sí, como modelo.

Teniendo en cuenta todo lo dicho anteriormente, se hace  fácil de reconocer que Platón no estuvo movido en la búsqueda de la verdad solo por un sentimiento teórico o curiosidad, sino que lo hizo más bien con un interés práctico para mejorar la vida y la sociedad de los hombres construyendo un estado ideal en relación con las reglas que escapan a la opinión, las ideas.

1 comentario:

Oscar Fernández dijo...

En algo no nos hemos entendido bien. El ejercicio no consistía sólo de partir de un tema, sino en tratar sobre todo uno, para ver cómo se enfoca, se comienza, se estructura. Al hacer lo que tú planteas eso se desdibuja. ¿Ves cómo así pierde sentido lo que hablamos de la introducción? En fin, para esto son los ejercicios previos.

El primer párrafo puedes hacerlo mejor.
Es un poco de morro el tratar como tema "todo" y poner los precedentes en general, pero también puede ser un recurso de emergencia si a alguien no le van bien las cosas.
Evita paréntesis, estírate un poco.
Si os repetís no os delatéis, eso aburre al lector y además el texto es demasiado corto como para cometer ese delito. Si uno hace eso es porque no se ha organizado bien, pues con referirse una vez a cada cuestión ya llega. Más es vicio.

Queda un poco a medio hacer el ejercicio de articular todos los temas al servicio de uno, con lo que no termina de verse lo que podía dar de sí. Pero comprensión y expresión destacables.
También atentos a los finales de ejercicio, acordaos de decir algo y que sea pertinente.

Muy bueno el lenguaje, atentos todos que esto el autor lo hace muy bien. Para ello el ingrediente más importante es tener las cosas claras y disfrutar exponiéndolas.