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domingo, 24 de abril de 2016

Kant. Texto Prólogo B (Trad. Pedro Ribas) §11

Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos realizados bajo tal supuesto con vistas a establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre dichos objetos –algo que ampliara nuestro conocimiento– desembocaban en el fracaso. Intentemos, pues, por una vez, si no adelantaremos más en las tareas de la metafísica suponiendo que los objetos deben conformarse a nuestro conocimiento, cosa que concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos, un conocimiento que pretende establecer algo sobre estos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con los primeros pensamientos de Copérnico. Este, viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba alrededor del espectador, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en reposo. En la metafísica se puede hacer el mismo ensayo, en lo que atañe a la intuición de los objetos. Si la intuición tuviera que regirse por la naturaleza de los objetos, no veo cómo podría conocerse algo a priori sobre esa naturaleza. Si, en cambio, es el objeto (en cuanto objeto de los sentidos) el que se rige por la naturaleza de nuestra facultad de intuición, puedo representarme fácilmente tal posibilidad. Ahora bien, como no puedo pararme en estas intuiciones, si se las quiere convertir en conocimientos, sino que debo referirlas a algo como objeto suyo y determinar este mediante las mismas, puedo suponer una de estas dos cosas: o bien los conceptos por medio de los cuales efectúo esta determinación se rigen también por el objeto, y entonces me encuentro, una vez más, con el mismo embarazo sobre la manera de saber de él algo a priori; o bien supongo que los objetos o, lo que es lo mismo, la experiencia, única fuente de su conocimiento (en cuanto objetos dados), se rige por tales conceptos. En este segundo caso veo en seguida una explicación más fácil, dado que la misma experiencia constituye un tipo de conocimiento que requiere entendimiento y este posee unas reglas que yo debo suponer en mí ya antes de que los objetos me sean dados, es decir, reglas a priori. Estas reglas se expresan en conceptos a priori a los que, por tanto, se conforman necesariamente todos los objetos de la experiencia y con los que deben concordar.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Voy a comentar un texto del filósofo Kant, prólogo B.
En las primeras líneas, el autor explica que no se puede establecer conocimientos a priori en la creencia de que el sujeto era quien conocía al objeto. Está fue la razón para que Kant se diese cuenta de que hasta entonces habían estado equivocados. Se produce el "giro copernicano" que invierte la relación del conocimiento al objeto es conocido por el sujeto, ya que este tiene unas condiciones a priori que limitan su campo de conocimiento.
Seguidamente hasta la línea ocho, el autor continua defendiendo su teoría de que son los objetos (noúmeno) quienes están en la realidad y que somos los seres humanos que mediante nuestras condiciones a priori y la experiencia podemos conocer esos objetos (fenómeno).
A continuación nombra a Copernico, ya que existe una relación en ambos en cuanto a cambio de lo establecido y una nueva forma de ver el mundo. Copernico reveló que era el Sol quien estaba en el centro y los planetas giran en torno a ella y Kant reveló que es el sujeto quien conoce al objeto y no al revés.
Hasta la línea 17, el autor afirma que es el objeto quien esta subordinado a nuestras capacidades, y que por ellas estamos limitados a conocer de una determinada manera. De esta forma sí se produce una correlación entre experiencia y condiciones a priori. Para concluir, Kant reitera que la forma adecuada de conocimiento es la dada por el sujeto ya que la misma experiencia constituye un objeto que requiere unas condiciones dadas por el sujeto para conocerlo, por lo tanto, el comienza con la experiencia pero la seguridad depende de las condiciones que tenemos nosotros mismos.
En conclusión, Kant supuso una nueva visión del conocimiento, produciendo una síntesis entre las dos corrientes anteriores, el racionalismo que defendía alcanzar el conocimiento únicamente mediante la razón y el empirismo mediante la experiencia. Ambas están estrictamente relacionadas. Finalmente, la metafísica no podrá nunca ser ciencia porque no hay experiencia de ella, y debe de ocuparse de ella el conocimiento práctico.

Belén Rodríguez dijo...

De la línea 1 hasta la línea 4 Kant dice que el pensamiento anterior a él, es decir la metafísica tradicional, se basaba en atribuir a los objetos en si, es decir al noumeno, determinadas condiciones a priori, como las categorías o el espacio y el tiempo. Kant afirma que atribuyendo estas condiciones al noumeno, es un fracaso total, ya que no van a poder obtener un conocimiento real, este es uno de los aspectos por los cuales la matafísica no se considera una ciencia.

De la línea 4 hasta la línea 8 Kant nos indica que es necesario que los objetos estén relacionados con nuestro conocimiento, por tanto a estos se les atribuye un conocimiento a priori, es decir, independiente de las experiencia, basado en la racionalidad humana. Debido a que para Kant el conocimiento esta basado en una condiciones naturales, exteriores al ser humano y otras propias del ser humano, así la filosofía de Kant nos indica que esas condición propia del ser humano, es la racionalidad humana, que tiene como representante el sujeto cognoscente, este es un conocimiento a priori, que recoge todo aquello obtenido por los sentidos, y mediante unas facultades cognitivas la organiza y lo transforma para que podamos entenderlo y explicarlo.

De la línea 8 hasta la línea 12 Kant nos hace una comparación con el pensamiento Copernico, ya que este también llegó a la conclusión de que basándose en lo que percibimos no podemos obtener conocimiento real, hace falta una atribución de la racionalidad humana para entender y conocer.

De la línea 12 hasta la línea 17 Kant nos explica que en la metafísica pasa lo mismo, centrándose solo en lo que percibimos de los objetos, no se puede obtener un conocimiento a priori, aquí hace referencia a la imposibilidad de la metafísica como ciencia, ya que esta se describe por tener conocimiento a priori y ha posteriori, a priori, lo atribuye a las ideas innatas, lo cual no es posible obtener conocimiento de ellas debido a que Kant rechaza la existencia de estas,por tanto de algo que no existe no se puede tener un conocimiento a priori.

De la línea 17 hasta la 20 Kant nos demuestra que los objetos que percibimos, se rigen a nuestras condiciones cognitivas, así se podrá obtener conocimiento verdadero, ya que podremos entender y conocer.

De la línea 20 hasta la 27 Kant nos explica que el hecho de proyectar las condiciones a priori, en el noumeno no podremos obtener conocimiento, debido a que el noumeno es el objetos en si, en cambio, atribuyendo estas facultades a priori al fenómeno si que podremos obtener conocimiento, ya que a este, en cuanto a la sensibilidad, le atrubuímos un lugar en el espacio y en el tiempo, por tanto quiere decir que el fenómeno es la manera que tenemos de percibir al objetos, en cuanto al entendimiento, la condición a priori que se establece sobre el objetos ya conocido profundamente, son las categorías , estas también hacen que podamos obtener conocimiento.Así como nos indica la filosofía de Kant, en el momento que unimos la experiencia, y las condiciones propias del ser humano podremos obtener siempre conocimiento.

Belén Rodríguez dijo...

Finalmente, de la línea 27 hasta la 32 Kant expone que el hecho de utilizar estas facultades a priori en el fenómeno, es gracias a que la filosofía de Kant es transcendental por lo tanto está basada en la experiencia, también es a priori, cosa que indica la unión entre la experiencia y la racionalidad humana como algo necesario para conocer, así con esta característica a priori, hace que apliquemos distintas condiciones al fenómeno, para obtener un conocimiento real