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domingo, 7 de noviembre de 2010

J.J. Millás entrevista a Felipe González (7.11.2010)

Disfruté de la entrevista y me recordó una vez más lo mucho que ha cambiado el discurso político. Una entrevista aleccionadora que vendría bien a los que han vivido esos años y a los que no, de la que ahí van algunas perlas al vuelo:


"El sistema no tiene marco regulatorio, está librado a su propia fuerza, sin una alternativa que lo contenga, y se confía en esa mierda de la mano invisible del mercado que lo convierte en un casino sin reglas. Es peor que el casino porque el casino tiene reglas. (...)

Estamos empezando a discutir sobre un futuro que ya pasó. (...)

En ese sentido, me resisto a ser un tertuliano. No soy un profesional para opinar de lo que sé y de lo que no sé. En esto, respeto mucho lo que decía Manuel Azaña: "Si cada español hablara de lo que sabe y solo de lo que sabe, se haría un gran silencio nacional que podríamos aprovechar para estudiar. (...)

¿Cuál es el misterio del liderazgo en general, no solo en política? Hay algunas características fundamentales: Una, no puede ser líder quien no tiene capacidad, y/o sensibilidad, para hacerse cargo del estado de ánimo de los otros. Si no te haces cargo del estado de ánimo del otro, el otro no te siente próximo, siente que no lo comprendes y no te acepta como líder. Dos: no hay liderazgo si no cambias el estado de ánimo de los demás, de negativo a positivo o de positivo a más positivo, lo que comporta creer de verdad en el proyecto que ofreces, creer de la manera menos mercenaria posible porque te da más fuerza. Y la capacidad de transmitir ese proyecto como un proyecto que enganche a los demás, que comprometa a los demás cambiándoles ese estado de ánimo del que previamente te has hecho cargo. Pero tiene que ser un proyecto que le permita a la gente pensar que, aunque le pidas esfuerzos, ese esfuerzo tiene sentido, y le convence quien se lo pide porque ve que se lo cree. Y se lo cree de manera no mercenaria. Pero uno tiene que creer en lo que está haciendo. (...)

La democracia se ha convertido en mediocracia. En los dos sentidos: democracia mediática y mediocre. (...)

Ahora voy a apoyar un fondo para ayudar a las iniciativas innovadoras porque también tenemos un problema en nuestra educación en general y es que educamos para la pasividad. La parte noble de la educación es la transmisión del conocimiento acumulado, y la parte coja de nuestro sistema educativo, o de formación de capital humano, es que no entrenamos a la gente para que sepa qué hacer con ese conocimiento que va adquiriendo, transformándolo en una oferta que añada valor a los demás. Sea cual sea el título que se ostente (básica, formación profesional, superior, doctorados o máster), lo más importante en todo el ciclo de la formación es que uno sepa cómo transformar el conocimiento adquirido en una oferta que añada valor. Da igual para la música que para la ingeniería informática que para la literatura. Si uno no tiene conciencia de cómo transforma su conocimiento en oferta que añade valor, es un titulado demandante que busca a alguien que le dé una oportunidad. Creo que nuestro sistema educativo falla en eso. En nuestra cultura no se premia el mérito o la iniciativa con riesgo y se castiga con crueldad el fracaso. Me dijo una vez el viejo Omar Torrijos antes de morir, hace más de 30 años: "He estado dos veces en España y tendríais que cambiar el lema ese que veo en los cuarteles de la Guardia Civil". "¿Por cuál?", le pregunté. "En España tenéis que poner: 'Abajo el que suba, que eso sí que os identifica". (...)"


Pero que no te la cuenten, léela aquí.

De posdata, otra perla del entrevistador: "Una vez que comprendimos, impotentes, que González rompe todos los géneros, incluido el del reportaje, renunciamos a la originalidad formal para intentar confeccionar al menos una entrevista aseada. ¿Es esto la confesión de un fracaso? Rotundamente, sí."

lunes, 25 de octubre de 2010

Pensar con los pies, por IRENE GARCÍA

En este texto, el autor nos habla de lo poco cuidada que tenemos nuestra cabeza poniéndola en comparación con los pies. Estos tienen toda una industria pendiente de su cuidado, pero ¿y a la cabeza, qué nivel de importancia le damos? Y, ¿por qué?

La cabeza necesita, al igual que todo nuestro cuerpo, un cuidado. Este cuidado es mucho más inferior que el que se le da al resto de nuestro cuerpo. En el texto se compara con los pies y ejemplifica su gran industria y los numerosos tipos de calzado que hay para protegerlos, pero ¿por qué no existe la misma protección y cuidado para nuestra cabeza? Hay muchas respuestas para esa pregunta; nuestra cabeza necesita tiempo lo cual es difícil de tener en una sociedad con un ritmo tan elevado de actividad, estudios por vocación porque nuestra cabeza es el mecanismo mas complejo del mundo y los resultados son mayoritariamente a largo plazo, y dinero pero, ¿qué inversor apostaría por nuestra cabeza? Está claro que gracias ella los seres humanos podemos hacer maravillas como escribir poesía, pintar cuadros o construir grandes edificios pero por otro lado es un mecanismo demasiado defectuoso, la cabeza acaba perdiendo eficacia y no es un negocio inmediato.

El autor pone como remedio al descuido de la cabeza: la filosofía, porque es como el calzado para el pie, nos ayuda a pensar, a no oxidarnos y en mi opinión éste no es un texto donde el autor tenga una opinión subjetiva sino objetiva y real de esta situación, ya que le damos una importancia relativa a la cabeza seguramente porque es mucho más fácil cubrir las carencias humanas inmediatas que las de nuestra cabeza, que necesitan tiempo y esfuerzo, hábitos que hemos perdido en esta vida sedentaria; y sí, podemos decir que pensamos con los pies, si es que alguien aún se para a hacerlo.


Por IRENE GARCÍA, 1º BATX

martes, 19 de octubre de 2010

Pensar con los pies

(Qué bueno que alguien se animó a romper el hielo y comentar el artículo de Millás que trabajamos en clase. Así podemos aprender un@s de otr@s. Se vale hacer comentarios al comentario, en "comentarios".)


En el artículo realizado por el señor Juan José Millás se da a conocer una visión crítica a la vez de humorística de cómo se trata a la inteligencia actualmente. ¿Quién no habrá pensado alguna vez que la filosofía no vale para nada? Y por ese comentario no haya estudiado y actualmente se encuentre amargada. Deberíamos no intentar ser como los demás sino como nosotros somos, quién no dice que esa opción hubiera sido buena. Porque los humanos somos así nos gusta más pensar en el futuro que en el presente que es importante realmente, porque cómo va a saber una persona lo que es bueno si nunca lo ha probado o no se sirve de ejemplos para decirlo.


El autor del relato se basta de la simple metáfora pensar con los pies con la cual dice que no se suele pensar en lo que se hace. Porque siempre queremos sacar un provecho inmediato, ahora se puede pensar, ¿me estoy contradiciendo? Es verdad. Para algunas cosas, como cuidar unos simples pies somos rápidos, nos compramos unas zapatillas y basta, y en cambio para la cabeza todo lo contrario sabemos que la podemos hacer rendir al cien por cien y no hacemos nada. Mentira si que hacemos, llenarla de programas basuras. Fomentamos eso, si sabemos que es malo un programa porque lo miramos si no lo viéramos lo quitarían, únicamente viéndolos fomentamos el poco estudio, porque ¿cuantas personas famosas han estudiado? Ni la mitad. Tendríamos que empezar a fomentar más los estudios porque lo único que se crea son más famosos de Gran Hermano. Ayer salieron los datos de las personas que se presentaron y fueron más de las que hicieron el selectivo en España en junio de 2010.


Y es verdad, la cabeza no está nada valorada, se le da mucha más importancia a una simple parte del cuerpo que no sirve para nada, aparte de su función, que a la cabeza que es la encargada de que todo nuestro organismo funcione. Para qué sirve tener un cuerpo musculado si cuando seas mayor no te servirá de nada, ese tiempo debería usarse en muscular nuestro cerebro para que adquiera buena forma, aprendiendo nuevos conceptos; y es fácil, tan solo leyendo un libro o teniendo un debate nos ayudará a tener un juicio propio, amplios conocimientos y conceptos. La imagen a lo largo del tiempo se va, mientras que si tú aprendes aunque sean mínimos conceptos son aprendidos para siempre y es que no te acostarás sin saber una cosa más. Y, los culpables somos nosotros en preferir antes tener un novio/novia, a ser el mejor estudiando, aún no tenemos asimilado que se pueden tener las dos cosas. Y el estudio te durará para siempre, un novi@ nunca se sabe.


Pero no únicamente es la televisión la que pone esos trabajadores, piensa una canción, la que sea, que habla de un chico estudioso o de alguien enamorado, drogadicto, desamor... Es que parece que la gente solo quiera que pese más su pelo que su cerebro, increíble; hace años eran pocos los que podían estudiar... ahora que podemos yo no se como aún no lo hemos aprovechado, es más, ahora los raros son los que estudian, porque insultos para los estudiosos hay, pero ¿por qué no para los que no lo hacen? Gracias a esa personas el mundo sigue existiendo, han inventado curas, medicamentos, construcciones... pero si es que ya se sabe, el que ríe último ríe mejor.

viernes, 19 de junio de 2009

¡Joder!, por Juan José Millás

Los partidos políticos reaccionan frente a sus corruptos como la Iglesia frente sus pederastas, quizá porque la Iglesia tiene algo de partido político, pero sobre todo porque los partidos políticos se parecen cada vez más a la Iglesia. No es fácil interpretar ese instinto perverso por el que el Vaticano protege a sus delincuentes y las formaciones políticas a sus malhechores, pues la realidad demuestra que esa actitud, a medio y largo plazo, provoca calamidades. Por si fuera poco, la factura la pagamos a escote. Cuando el PSOE de González cayó en las urnas, fueron sus votantes los más perjudicados. Los chorizos y los secuestradores y los asesinos a los que el PSOE protegió hasta extremos delirantes ni siquiera están ya en la cárcel. En cambio, a Aznar, que fue el beneficiario de la operación, tuvimos que soportarlo durante ocho años los ciudadanos de a pie de España (y los de Irak, muchos de los cuales están muertos).

Lo que los políticos llaman, de forma aséptica, "desafección de la ciudadanía", comienza a ser un estado de cabreo latente derivado de los privilegios que acumulan nuestros representantes. Usted no puede subvencionar a una empresa en la que trabaja su hija, sea o no legal. O hay subvención o hay hija. Usted no puede utilizar a un empleado público para limpiar su piscina. Usted no puede ser senador ni tesorero y acarrear maletines con billetes de 500 euros, aunque sean de curso legal, incluso aunque no tengan restos de cocaína, que lo dudamos. Si usted se quiere dedicar a la política, tiene que ser un estrecho, o sea, que ni trajes de Milano ni cestas de navidad ni ostias. Pero sobre todo, usted ha de permanecer atento a la pantalla, no para proteger al corrupto, sino para extirparlo. Un partido político no puede comportarse como una religión ni como una secta, joder, a ver si distinguimos.

En El País

Gracias Teresa