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domingo, 29 de marzo de 2009

Katzenbach, J., La historia del loco, por Maribel Mínguez


RESUMEN

Francis Petrel es un joven de 20. Llevaba una vida normal hasta que un día su visión de la realidad se vio perturbada por un brote esquizofrénico en presencia de su familia, una conducta imprevisible que alarmó a sus padres. Como consecuencia fue ingresado en el Western State Hospital para que se recuperase. A su llegada todo eran problemas, se sentía fuera de lugar y estaba angustiado, pero pronto comenzó a integrarse en el hospital y a hacer amigos. Junto a ellos vivió un episodio traumático que le marcó profundamente. 20 años después, intenta contar su versión de la historia animado por un viejo compañero que le recuerda que solo él conoce toda la verdad. Así pues, Francis, más conocido como Pajarillo, hace un esfuerzo sobrehumano y lucha contra sus miedos. Recluido en su piso nos da a conocer su versión de los hechos que no deja indiferente a nadie.

COMENTARIO

La narración está ambientada en un psiquiátrico así que no me ha resultado muy complicado encontrar trastornos que comentar. Pero sin duda hay dos que resaltan sobre todos los demás.

Francis tiene diagnosticada una esquizofrenia de tipo paranoide, que es una de las más frecuentes en la mayor parte del mundo. En este subtipo de esquizofrenia se destaca la presencia clara de ideas delirantes o alucinaciones auditivas, pero se conservan las capacidades mentales o afectivas. Tras una serie de asesinatos, el rol de Francis cambia. Junto a su amigo Peter y Lucy, “El bombero” obligado a permanecer interno en el hospital sin tener ningún diagnóstico verídico y “La fiscal” que investiga el caso del ángel, se dedica a buscar al responsable de ese caos. Es entonces cuando las alucinaciones auditivas y las ideas delirantes de Francis cobran mayor importancia. Los tres se dedican de noche y de día a analizar al sujeto. Las voces de Pajarillo eran descontroladas pero no le animaban al suicidio, ni a matar, ni nada parecido. Le hacían compañía y simplemente querían su protagonismo, él razona y sus voces le guían, aprueban sus decisiones, le animan a decir algo de lo que realmente no está seguro, le advierten del peligro, le atormentan, le hacen preguntas… Por aquel entonces no estaba continuamente medicándose ya que su conducta era buena. Solo él sabía la existencia de estas voces y hábilmente las ocultaba para poder emplear todo su tiempo en encontrar al ángel, que era la distracción que le evadía del nuevo mundo en el que le había tocado vivir. Esta nueva distracción le creaba muchos miedos, él conocía mejor que nadie al ángel, gracias a su habilidad para predecir y para idear el perfil de este psicópata. Creía tener una misión especial y estaba atemorizado porque pensaba que algún día le perseguiría para matarle (ideas delirantes). Su capacidad mental era buena, de los tres es el que más razón llevaba en las investigaciones. Hay coherencia en sus razonamientos y todo lo que dice tiene lógica. Sus relaciones interpersonales son buenas y le tiene mucho aprecio a sus compañeros del sanatorio, a Lucy y a los hermanos Moses. Al cierre del hospital, Francis consigue una estabilidad. Este subtipo de esquizofrenia es bueno en lo que respecta a la vida laboral y a la capacidad de vivir de forma independiente. Consigue un trabajo como voluntario para registrar el regreso del salmón a la cuenca del río Connecticut y vive independizado en un pequeño piso. Llevaba una vida solitaria y sin rumbo, y echaba de menos a sus amigos del Western. Continuamente asistía a un control periódico, en el que se encargaban de controlarle la medicación y evaluar sus progresos. Pero poco a poco va abandonando los fármacos y es entonces cuando vemos como su trastorno le lleva a una situación límite. Como consecuencia, revive su época en el hospital y sufre una recaída que se podría haber evitado si no hubiera abandonado la medicación. El pronóstico de la esquizofrenia puede variar, pero en su caso la situación mejora de una manera significativa y duradera cuando lleva en regla su tratamiento.

Por otro lado tenemos el caso del ángel, que es un psicópata. En realidad el psicópata no está considerado un enfermo mental por psiquiatras y psicólogos, sino que es uno más ya que su conducta es resultado de su elección. Más que nada quiero comentar su caso porque sin ser un enfermo mental consigue ingresar en el Western. El mismo señor Gulpitilil, más conocido como tomapastillas, escribió en su historia clínica: Retraso profundo, catatónico, diagnóstico reservado y tratamiento de larga duración. No le evaluaron como debían y consiguió su objetivo, ingresar en el sanatorio. El hospital Western era la vía de escape para el ángel, allí quería ocultarse de su pasado, de su cruda realidad. Y claro, en un lugar donde lo normal es la locura era muy difícil reconocerle. Por eso Pajarillo, Peter y Lucy tienen tantas dificultades a la hora de encontrarle, hacen varios interrogatorios a los pacientes más peligrosos y a los que pueden disfrutar de permisos para salir del hospital. Casualmente el ángel contaba con la ayuda de unos familiares, que le facilitaban salir continuamente al exterior para no levantar sospechas. Tenía la ventaja de tener permisos pero también contaba con un juego de llaves que le permitía vagar por todo el hospital sin levantar sospechas, tenía el control y disfrutaba alborotando a todos los pacientes y desapareciendo. Tras sus intervenciones, se deshacía de todas las pruebas para que no le encontrasen y si algo se le iba de las manos, se las ingeniaba para salir airoso de los problemas. Actualmente se sabe que los psicópatas no tienen una pérdida de contacto con la realidad, ni experimentan los síntomas característicos de la psicosis, como alucinaciones, ilusiones o profundo malestar subjetivo y desorientación. A diferencia de los psicóticos, los psicópatas son plenamente racionales y conscientes de lo que hacen y por qué lo hacen. Un esquizofrénico no es un psicópata, ya que sus actos son provocados por una mente trastornada no por una personalidad determinada.


CONCLUSIÓN

La historia del loco es un libro bastante bueno. Principalmente por la claridad y el realismo con la que Francis narra cada una de las situaciones en el hospital, también por la forma de redactar de John Katzenbach, que aunque en ocasiones hace que el avance de los hechos sea lento consigue mantener el misterio y la tensión hasta el final. Tanto la trama como los personajes están muy bien planteados. Es un libro “extenso” que recomiendo a la gente que le gusten los thrillers.


Maribel Mínguez (1º Bachillerato Hum.)

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