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lunes, 25 de octubre de 2010

Pensar con los pies, por IRENE GARCÍA

En este texto, el autor nos habla de lo poco cuidada que tenemos nuestra cabeza poniéndola en comparación con los pies. Estos tienen toda una industria pendiente de su cuidado, pero ¿y a la cabeza, qué nivel de importancia le damos? Y, ¿por qué?

La cabeza necesita, al igual que todo nuestro cuerpo, un cuidado. Este cuidado es mucho más inferior que el que se le da al resto de nuestro cuerpo. En el texto se compara con los pies y ejemplifica su gran industria y los numerosos tipos de calzado que hay para protegerlos, pero ¿por qué no existe la misma protección y cuidado para nuestra cabeza? Hay muchas respuestas para esa pregunta; nuestra cabeza necesita tiempo lo cual es difícil de tener en una sociedad con un ritmo tan elevado de actividad, estudios por vocación porque nuestra cabeza es el mecanismo mas complejo del mundo y los resultados son mayoritariamente a largo plazo, y dinero pero, ¿qué inversor apostaría por nuestra cabeza? Está claro que gracias ella los seres humanos podemos hacer maravillas como escribir poesía, pintar cuadros o construir grandes edificios pero por otro lado es un mecanismo demasiado defectuoso, la cabeza acaba perdiendo eficacia y no es un negocio inmediato.

El autor pone como remedio al descuido de la cabeza: la filosofía, porque es como el calzado para el pie, nos ayuda a pensar, a no oxidarnos y en mi opinión éste no es un texto donde el autor tenga una opinión subjetiva sino objetiva y real de esta situación, ya que le damos una importancia relativa a la cabeza seguramente porque es mucho más fácil cubrir las carencias humanas inmediatas que las de nuestra cabeza, que necesitan tiempo y esfuerzo, hábitos que hemos perdido en esta vida sedentaria; y sí, podemos decir que pensamos con los pies, si es que alguien aún se para a hacerlo.


Por IRENE GARCÍA, 1º BATX

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