Yo no decidiría marcharme a ningún otro tiempo, ni al futuro ni al pasado. No iría al futuro, porque todo lo que viera y sintiera allí luego afectaría a mi presente, porque si no he tomado las decisiones que tenía que tomar en el presente, veré cómo me han afectado, y ya sabré lo que sucederá y yo quiero vivir el presente tomando mis decisiones, sin saber lo que me espera.
Tampoco iría al pasado, porque si fuera a la época en la que éramos niños con la experiencia de ahora, no sería una niña e intentaría no cometer los mismos errores. Pero de los errores siempre se aprende y, si no tienes errores de los que aprender, no aprenderás.
Por BEATRIZ SERRANO, 3ºESO
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