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domingo, 4 de mayo de 2008

Kant: Problemas que exceden el ámbito del conocimiento científico, por Clara Monzó

(PAU Junio 2002)

A través del título se advierte cómo ciencia y filosofía quedan estrechamente ligadas. Esto es así porque, recordemos, Kant vivió la etapa de la conocida como “filosofía moderna”, en el siglo XVIII. En este período, no sólo es determinante para el filósofo la aparición de la Ilustración alemana, sino que se produce un gran desarrollo de la física, nacida en el siglo anterior. Personajes como Newton o Galileo y Copérnico, cuyos preceptos son aceptados por la comunidad científica contemporánea, serán determinantes para Kant. (Bien por Clara, que nos recuerda que hay que tratar el contexto.)

Así, en medio de un panorama dominado por la ciencia, aparece el problema de la metafísica, que constituirá la base argumental de su obra “Crítica de la razón pura”, a partir de la cual se irán abordando los demás temas -que se tratarán, aquí, más adelante- (No te anuncies así). La metafísica, entendida como la pretensión de resolver cuestiones que quedan más allá de la realidad en su concepción “tradicional”, suponía un punto de conflicto entre los empiristas, que la negaban por no tener soporte en la experiencia, y racionalistas, que establecían su punto de partida en principios estrictamente racionales. La radicalización de ambas corrientes derivará a posturas escépticas y dogmáticas, respectivamente.

Kant querrá llegar, según lo explicado, a una conclusión determinante respecto a la posibilidad de la metafísica como ciencia. Esta preocupación implica, no obstante, otras cuestiones fundamentales. Cabe adelantar que el filósofo no dudará en ningún momento de la veracidad de la ciencia, a la que se le atribuyen las características de universalidad y necesidad. De este modo, para saber si la metafísica es posible, es necesario desentrañar, previamente, qué elementos hacen verdadera a la ciencia; esto es, cómo es posible la ciencia. Establecidos estos “requisitos” se procederá a compararlos con la metafísica. La tercera cuestión está orientada al ámbito de la razón práctica en su relación con la metafísica.

Esta metodología, por el hecho de atacar en sentido global a diferentes corrientes, se conoce como “filosofía crítica” y tratará, en consonancia con el problema científico, de delimitar el conocimiento.

En su tarea, Kant abordará el tema del conocimiento desde una perspectiva rompedora. De este modo, propone lo que se conoce como “giro copernicano”, según el cual es el sujeto cognoscente quien impone las condiciones al conocimiento del objeto. Este hecho supone que el ser humano, por su propia naturaleza, no puede conocer el objeto en sí o “noúmeno”, sino que se queda en el “fenómeno” una vez impuestas las inevitables condiciones. Éstas, bajo la concepción kantiana, serán denominadas “a priori”, ya que su validez no depende de la experiencia. A partir de este punto, se desarrollan cada una de las partes de su obra.

Se distinguen en el proceso de conocimiento dos partes: sensibilidad y entendimiento. La primera de ellas queda tratada en la “estética trascendental”. A la intuición del objeto, la naturaleza humana impone una serie de condiciones a priori que organizan las sensaciones y que son el espacio y el tiempo, dando como resultado el fenómeno. La segunda fase, recogida en la “analítica trascendental” trata de asociar el fenómeno con el establecimiento de los juicios universales de la ciencia. Así, si bien existen doce tipos distintos de juicios, el ser humano tiene la capacidad de enunciarlos. De este modo aparecen las “categorías”, que se corresponden con cada uno de los juicios, y que suponen las condiciones a priori que se imponen al fenómeno y capacitan para formar juicios universales y necesarios.

Estos juicios, deberán ser, además, sintéticos, ya que permiten el avance del conocimiento al no estar contenido el predicado en el sujeto; y a priori, porque, como ya ha quedado establecido, su validez no depende de la experiencia.

Todo lo contenido en las fases del conocimiento constituye el marco de la ciencia. Deriva de dicho análisis la célebre “síntesis kantiana” entre los preceptos racionalistas y los empiristas, ya que se determina que el conocimiento se origina con la experiencia pero no depende sólo de ella, sino de lo que pone el sujeto, de forma que la experiencia es necesaria pero no suficiente. Y, de aquí, la cita del filósofo “pensamientos sin contenidos son vacíos, intuiciones sin conceptos son ciegas.” (Bien el recurso de tener un par de citas para explicarnos, un comodín que sabes que vas a usar.)

Asimismo, en la última de las partes, la “dialéctica trascendental”, se da respuesta a la problemática inicial de la metafísica. Esta, de acuerdo con las características establecidas de la ciencia, no es posible como tal, ya que no se origina en la experiencia. Sería, por lo tanto, trascendente, pero ya no trascendental.


Analizando el título de la obra, “Crítica de la razón pura” se puede concluir que, si bien la problemática inicial es la posibilidad de la metafísica como ciencia, se pretende determinar los límites de la razón y -nótese la influencia de Hume en este aspecto- llegar a un conjunción con las corrientes empiristas, rompiendo así con el dogmatismo de la “razón pura”; es decir, vacía de contenido empírico. La obra kantiana marcará un antes y un después en la filosofía a través de la síntesis y del papel del sujeto en el conocimiento.

Clara Monzó

13 comentarios:

Oscar Fernández dijo...

Con fuerza, con definición. Muy bueno.
Atención al tema que se desarrolla, intenta centrarte en él y dedicarle la parte del león del comentario.
Perdonar que sea pesado, pero le sacáis poco partido a la distinción de juicios que hace nuestro autor.
Me gusta.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Oscar en que debes centrarte más en el enunciado del problema. La verdad es que es difícil distanciarse del guión que nos "impone" la CRP. En todo caso, creo que tu redacción es muy buena y con una conclusión más referida al enciado te hubiese quedado de "rechupete" xDD

PD: Hay cosas como el giro copernicano o el idealismo trascendental que pienso que son importantes para este tema y no se nombran (o no me he dado cuenta).

Bueno, me voy a por Eleonora
Pero antes, una pregunta para Oscar: ¿Qué es mejor tocar todos los temas como ha hecho Anna aunque no sean muy muy muy importantes o ser más insistente en lo que de verdad es importante e intentar explicar mejor esta parte?

Oscar Requena

Anónimo dijo...

Un lapsus... ¿Por qué o cómo el sujeto impone la necesidad que necesitan (valga la redundacia(?))los juicios sinteticos a priori para ser verdaderos?

Respuestas...

Oscar Fernández dijo...

Hay que insistir en lo que te preguntan, el tema ha de estar orientado hacia eso.

Anna ha recorrido todos los temas porque aún está afinando la puntería.

A la pregunta del otro comentario:

Los juicios a priori son necesarios, pues su validez no depende de la experiencia.

Por otro lado -y eso creo que te confunde un poco- es "necesario" que percibamos y conozcamos de una determinada manera (de acuerdo a las condiciones a priori de espacio-tiempo y categorías, respectivamente).

Y para terminar de liarlo, Hume había dicho que la necesidad no procede de la experiencia, a lo que Kant contestó dándole la razón y diciendo que la aporta el sujeto, haciendo de ella una categoría.

El usar la misma palabra con varios sentidos confunde.

Anónimo dijo...

Redundando otra vez en la cuestión de los conocimientos a priori y esas cosas..

Hablamos de que todo conocimiento está en última instancia determinado por la experiencia. Pero cuando hablamos de juicios a priori,¿Nos referimos a que el sujeto ha puesto más para llegar a ese conocimiento que la experiencia?

Porque que después de leer a Clara me siga quedando una gran laguna no puede ser.. [Y no es peloteo mon amour, XD]

Oscar Fernández dijo...

Lee la primera frase de la introducción de CRP. A eso hay que añadir lo que pone el sujeto, las condiciones a priori.

Otra cosa distinta, y ahí es donde nos estamos liando, es que yo sé que un juicio a priori es necesario.

La palabra "necesidad" se usa en más de un sentido en la explicación, y eso confunde.

Anónimo dijo...

O sea: Todo conocimiento nace de la experiencia

Pero: Hay un tipo de conocimiento [A priori] que es cierto independientemente de que recurramos a la experiencia para comprobarlo.


¿No?

Oscar Fernández dijo...

Ahí le has vuelto a meter el dedo en el ojo al asunto.

Anónimo dijo...

haber, para que un conocimiento sea verdadero tiene que originarse en la experiencia, ¡pero!, como esta no es suficiente es ahí cuando el sujeto aplica los elementos a priori...que es lo que le da universalidad y ncesidad. un ejemplo casero...yo quiero hacer una pizza...tengo la base (experiencia) y tomate, queso bakon....(elementos a priori)sin esa base de nada me serviría ls elementos priori, por lo tanto...sin el fenómeno que nos es dado de la experiencia no podemos aplicar las condiciones formales. asi que nada de que exista un conocimiento independiente de la experiencia...si no que esos elementos que aplicamos salen de lo que nosotros ponemos y no dependen de la experiencia...son elementos y no conocimientos!:) lau*

Oscar Fernández dijo...

Bien por la pizza de Laura, pero cuidado que no se queme.

El fenómeno es el RESULTADO de aplicar las condiciones a priori a los objetos del mundo exterior. Consultar el vocabulario al final del libro, "fenómeno".

Insisto en la síntesis final.

Anónimo dijo...

Tampoco hay que darle muchas vueltas. La experiencia es necesaria, ya que todo conocimiento nace de ella, pero no es suficiente, ya que para conocer algo el sujeto impone incoscientemente una serie de elementos, llamados elementos a priori, es decir, que no necesitan de la experiencia para surgir, como el conocimiento, que como he dicho, si la necesita.

Firmado: Kant

O teambién podeis llamarme Christian, es que Manolo no me gusta.


PD: Manolo es un nombre que se está perdiendo eh? xD

Anónimo dijo...

Vaya que sí, con lo bonito que es Manolo.. pero suena muy a chiste, ¿No?

Digo por experiencia que no es bueno para un niño [Mi nombre también es un habitual en los chistes y mirad como he salido]. Más de una vez me han ido a contar uno de esos que dice:

Va Pepito por el monte y.. ¡Uy! Que te llamas Pepe..
Pues esto íba Manolo por el monte y..

Muy lol, xd

Oscar Fernández dijo...

Christian,

en vez de "el sujeto impone incoscientemente una serie de elementos", pon

"el sujeto impone unas condiciones a priori".

Y evita las frases largas, que se lían.