El intelectualismo moral es la doctrina ética de Sócrates y uno de los cuatro aspectos más importantes de su filosofía. Se puede resumir al decir “la virtud consiste en el conocimiento” pero consta de tres principios escalonados:
1. Como ya hemos dicho la virtud es conocimiento por lo tanto un hombre no puede ser justo sin conocer la Idea de justicia.
2. A su vez, el vicio es ignorancia y si una persona solo piensa en su propio bien y no sabe reconocerlo, obrará mal creyendo erróneamente que está haciendo lo mejor para él.
3. Nadie obra mal a sabiendas ya que si alguien conoce realmente qué es la justicia, necesariamente obrará justamente.
Platón aceptará el intelectualismo moral de Sócrates, aplicándolo al terreno de la política, de aquí nace la opinión platónica sobre el gobierno de los filósofos.
El propio filósofo confiesa en la Carta VII que acudió a la filosofía por motivos políticos, es decir, para conseguir el remedio a los problemas gubernamentales de su época.
Para Platón solo la verdadera filosofía podía suministrar el “perfecto y total” conocimiento y es imprescindible que los gobernantes lo alcancen para gobernar con justicia la verdad (punto 1 del intelectualismo moral) y para conducirse justamente en su vida privada despreciando la riqueza (punto 2), lo cual hacían todos los políticos de la época según Platón. En definitiva, la solución a los males políticos de la época residía en la doctrina política del filósofo-gobernante.
Tras la muerte de su maestro, Platón se aleja un poco de la política pero se sigue preocupando acerca de la manera de conseguir la felicidad y la virtud de los ciudadanos. Para llegar a esto se debe crear un Estado justo y feliz pero los únicos que pueden conseguirlo son los filósofos dándole en este punto mucha importancia a la educación de estos. Son los propios ciudadanos los que elegirán a sus gobernantes (¿¿En el proyecto de Platón??), por lo que ellos también tienen una gran responsabilidad.
Oscar Requena
Revisa la pregunta.
OK, bien: Claridad en la presentación.
Nota: 7
1. Como ya hemos dicho la virtud es conocimiento por lo tanto un hombre no puede ser justo sin conocer la Idea de justicia.
2. A su vez, el vicio es ignorancia y si una persona solo piensa en su propio bien y no sabe reconocerlo, obrará mal creyendo erróneamente que está haciendo lo mejor para él.
3. Nadie obra mal a sabiendas ya que si alguien conoce realmente qué es la justicia, necesariamente obrará justamente.
Platón aceptará el intelectualismo moral de Sócrates, aplicándolo al terreno de la política, de aquí nace la opinión platónica sobre el gobierno de los filósofos.
El propio filósofo confiesa en la Carta VII que acudió a la filosofía por motivos políticos, es decir, para conseguir el remedio a los problemas gubernamentales de su época.
Para Platón solo la verdadera filosofía podía suministrar el “perfecto y total” conocimiento y es imprescindible que los gobernantes lo alcancen para gobernar con justicia la verdad (punto 1 del intelectualismo moral) y para conducirse justamente en su vida privada despreciando la riqueza (punto 2), lo cual hacían todos los políticos de la época según Platón. En definitiva, la solución a los males políticos de la época residía en la doctrina política del filósofo-gobernante.
Tras la muerte de su maestro, Platón se aleja un poco de la política pero se sigue preocupando acerca de la manera de conseguir la felicidad y la virtud de los ciudadanos. Para llegar a esto se debe crear un Estado justo y feliz pero los únicos que pueden conseguirlo son los filósofos dándole en este punto mucha importancia a la educación de estos. Son los propios ciudadanos los que elegirán a sus gobernantes (¿¿En el proyecto de Platón??), por lo que ellos también tienen una gran responsabilidad.
Oscar Requena
Revisa la pregunta.
OK, bien: Claridad en la presentación.
Nota: 7
2 comentarios:
Proyecto.... Es más como una venganza por la muerte de Sócrates a manos demla democracia, pero proyecto estaría bien dicho no? O por lo menos se entiende con lo de proyecto.
La pregunta viene porque para Platón no son los ciudadanos los que eligen a los gobernantes.
La democracia ya se equivocó una vez con su maestro y vimos que lo que Platón propone es una aristrocia, entendida como de los mejores.
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