Para Sócrates aquello valioso es la virtud; toda persona que pueda despojarse de lo material, insustancial, aquello que le lleva al vicio, al error, ignorancia y por tanto muchas veces a la injusticia; una vez desecho de ésto, podrá alcanzar un conocimiento que le permita obrar bien y por lo tanto con justicia. Para él, ésa es la verdadera virtud.
Para obtener ese conocimiento o esa virtud, las personas deben empezar cuestionándose todo aquello que creen conocer, es decir deben pensar que no saben nada, de ahí la frase de Sócrates: sólo sé que no sé nada.
Para ello el método que utiliza es el diálogo con uno mismo y con los demás y por supuesto, utilizando la duda ante lo que creemos saber.
Éste es el camino con el que Sócrates pretende llegar a la sabiduría: expresión con la que se refiere a aquella persona que actúa razonadamente y con justicia.
Sócrates piensa que el individuo que crea poseer o conocer la sabiduría absoluta, se autoengaña, ya que creer que uno lo sabe todo es hundirse en su propia ignorancia. Ésta no se puede alcanzar en su totalidad, simplemente uno puede actuar bien, correctamente y honestamente es decir con justicia; entonces este individuo podrá decir que se acerca más a la sabiduría que otros que no lo hacen así.
La sabiduría para Sócrates es algo que nunca se puede decir que has alcanzado, ésta es más como un camino hacia o una puerta a la virtud o al conocimiento objetivo.
Esta forma de pensar y cuestionarse todo a si mismo y a todo el mundo, intentando hacer temblar a los pilares de su historia y su contexto; fue la causa por la cual se le acusó de corromper a la juventud con sus enseñanzas, además de supuestamente no creer en los dioses del Estado.
Diana de la Torre
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