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miércoles, 2 de diciembre de 2009

PALANCA, P., "Comportarse como animales", por MARIBEL MÍNGUEZ




Comentario de un capítulo de Lecturas para estrenarse en psicología, Diálogo 2004.


La psicología como ciencia de la conducta.


¿Por qué nos comportamos de una forma u otra? ¿Nacemos determinados según nuestro sexo? ¿En qué se diferencia nuestro comportamiento al de los animales? ¿Quién marca nuestros roles? …


A la hora de hablar de nuestro comportamiento pueden surgir muchas preguntas. Desde pequeños nos han enseñado las pautas que debemos seguir para convertirnos en una “buena mujer” o en un “buen hombre”. Nuestro comportamiento no es innato a diferencia del de los animales, que se mueven por los instintos y tienen unas pautas determinadas, heredadas y comunes; pues poseemos una gran capacidad para aprender gracias a nuestro cerebro y al retraso de nuestra maduración psíquica. Ellos nacen hechos, nosotros nos hacemos. Ellos son irracionales, nosotros racionales. Ellos se adaptan al medio, nosotros tenemos nuestro propio medio.


La sociedad evoluciona constantemente y con ella los roles sociales o estereotipos (diferentes en cada sociedad). A lo largo de nuestra historia la naturaleza de la mujer se ha considerado inferior a la del hombre. Muchos mitos y religiones han intentado desde un primer momento asignar las funciones de cada sexo y siempre la mujer se lleva la peor parte. Por ejemplo con el cristianismo: Eva nació de una costilla de Adán, cuando comieron del fruto prohibido fueron condenados: Adán, a ganarse el pan con el sudor de su frente. Y a Eva, a parir a sus hijos con dolor.


Esta visión de la mujer y del hombre fue también tema de conversación de muchos pensadores. Platón, Aristóteles y Rousseau hacían distinciones entre ambos sexos. En primer lugar Platón decía que la mujer es débil físicamente y psicológicamente porque procede del hombre. Aristóteles señalaba a la mujer como la “materia” y al hombre como lo “físico”. Y Rousseau profundizaba más en el tema y afirmaba que la mujer por naturaleza era inferior y por tanto, debía recibir una educación que afianzara esta desigualdad. Mary Wollstonecraft, filosofa y escritora, criticó la postura de Rousseau como misógina y rechazable. Es más mostró el error de la teoría de Rousseau, alegando que el “comportamiento femenino” era así por la educación que entonces recibían y que tenia fácil solución, cambiarla, para borrar las diferencias creadas por la sociedad.


El aprendizaje nos permite crear nuestra identidad personal. Frankestein es un ejemplo de cómo se llega a crearla. ¿Qué necesitamos para realizarnos como seres humanos? Especialmente el respaldo de una sociedad, el apoyo de nuestra familia, influencias afectivas y emocionales y por ultimo desarrollar nuestros procesos mentales. El ambiente socio-cultural es decisivo en los primeros años de vida. Si vivimos ajenos al mundo social no conseguimos “hacernos”. Estos son los llamados niños salvajes (como Tarzán, Genie o Víctor). Son niños aislados de la sociedad que han sido privados de este proceso y que no se han podido adaptar a los modelos sociales porque han sido criados como animales.


Todo cambia, y actualmente la situación ha mejorado pero aun así continua ese desequilibrio. ¿Realmente merece la pena esta lucha de sexos? Claro que no, no tiene ningún sentido. Aún nos queda mucho camino por recorrer para cambiar las cosas…



Por MARIBEL MÍNGUEZ, 1º Batx

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