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miércoles, 25 de noviembre de 2009

GLADWELL, M., Inteligencia intuitiva, Taurus 2005, cap. 1, por JUAN DÍAZ





-¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos?



El libro comienza con la historia del kurós, un kurós es una estatua antigua de un hombre desnudo posando con una pierna hacia delante. Becchina era un hombre que decía que poseía un kurós y le ofreció al Museo Getty su venta.


Becchina pedía muchísimo dinero por él, ya que solo existía unos centenares de este tipo de estatuas de más de dos mil años de antigüedad en todo el mundo. Tras hacerle una serie de pruebas científicas se determinó que el kuró era real, y por tanto el conservador del museo acepto su venta.


Pero tiempo después un historiador italiano llamado Federico Zeri notó algo raro en el kurós. Después otros expertos en cultura griega al verla estatua tuvieron una sensación fría una sensación de rechazo, uno de ellos afirma que sintió que había como un cristal que separaba la estatua de él. Hoving lo primero que se le pasó por la cabeza cuando destaparon la estatua fue ``reciente´´, lo cual demostraría que es falsa, ya que una estatua que se dice que tiene miles de años no es precisamente reciente.Todo esto provocó que se hicieran reiteradas pruebas en el museo , una de ellas que verificaba su antigüedad era la existencia de calcita en la estatua significaba que era antigua, pero un geólogo les dijo que era posible hacer el efecto del paso de miles de años con un estrato de moho de patata. Después de rigurosas investigaciones descubrieron que el kurós no provenía de la antigua Grecia sino del estudio de un falsificador romano de principios de la década de 1980. A esta conclusión que mediante investigaciones científicas se tardó en llegar 14 meses algunas personas en dos segundos nada más verla sintieron el llamado rechazo instintivo, que les advertía del asunto.


Todo esto es explicable mediante un juego de naipes, un experimento realizado en la Universidad de Iowa, consiste en poner cuatro montones de cartas, dos azules y dos rojos, en los rojos hay cartas que te pueden dar mucho dinero pero también puedes perder mucho, mientras que en los montones azules son constantes, ni ganas ni pierdes mucho. Pues se demostró captando la sudoración de las glándulas sudoríparas de las manos de un sujeto (las glándulas sudoríparas reaccionan ante el calor y el estrés) que empezaban a sudar cuando ya llevaban cogidas 10 cartas rojas, entonces ya empezaban a coger más del azul, instintivamente a empezado a sudar y ha pensado que era más recomendable el azul , sin el haber llegado a la deducción consciente de que en el montón rojo están las cartas más desequilibrantes.


El inconsciente adaptativo es la parte del cerebro que se lanza a extraer esta clase de conclusiones está presente en todos los momentos de nuestra vida, cuando conocemos a alguien cuando ocurre algo y no nos da tiempo a pensar una solución, sobretodo en momentos de estrés cuando llegamos a una conclusión precipitada, esa conclusión es la que debemos aceptar, porque es la verdad.


Para comprobarlo se realizó un estudio con unos alumnos, le preguntaron qué les parecían determinados profesores, primero dos segundos después de conocer a los profesores y después a finales de curso. Sorprendentemente los resultados fueron los mismos.



-Conclusión-


Todo esto nos lleva a que nuestra mente tiene dos estrategias para llegar a la verdad:


-La primera es la estrategia consciente: es la que utilizamos familiarmente, es lenta y necesita mucha información para llegar a una decisión.


-La segunda es de la que habla el libro, la estrategia intuitiva o inconsciente: es rápida (en 2 segundos ya nos envía el estímulo), inteligente, pero tiene un inconveniente, al principio actúa bajo la consciencia, no somos conscientes muchas veces de los estímulos de nuestra estrategia intuitiva, no notamos como por ejemplo nos sudan las manos, o no hacemos caso a la vocecilla interna que nos dice:n o me gusta, o a la sensación de rechazo, es lo que le ocurrió al conservador del Museo Getty cuando fue a comprar la estatua, era tal su deseo de comprarla (ya que era joven y nunca había comprado una obra de arte de tal supuesta categoría) que había sido cegado por su ambición, y ésta no le dejó paso a la intuición, la tapó , por así decirlo.


Por último un consejo, que es guiaros por la intuición, ya que la intuición se puede cultivar a nuestro favor.



Por JUAN DÍAZ, 1º Batx.



(Descargar aquí un dossier de prensa de la editorial)



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