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lunes, 30 de noviembre de 2009

TOBEÑA, A., "El cerebro de Ravel", por IRENE CALVO




En Tobeña, A., Neurotafaneries. Els secrets del cervell humà, Bromera 1997


Maurice Ravel fue un músico y compositor francés del siglo XIX. La genialidad de sus composiciones le hizo obtener un éxito descomunal entre sus contemporáneos –y en los años posteriores-. Sin embargo, aunque no decaería su prestigio llegaría lamentablemente, el tiempo -estando vivo- en que Ravel pondría fin a sus composiciones. La causa la encontramos en una enfermedad degenerativa que afectaba el planum temporale izquierdo –parte situada en el cerebro encargada de la comunicación-. Poco a poco, Ravel perdería facultades y se vería incapacitado para leer y transcribir música (aunque sí era capaz de imaginarla o componerla en su cabeza) al mismo tiempo que progresivamente le sería imposible leer o escribir, convirtiéndose finalmente en un completo analfabeto. La cúspide de tan temida enfermedad degenerativa tendría lugar cuatro años más tarde a su detección, muriendo Ravel en 1937 sin poder dejar constancia de “Juana de Arco”, obra que tenía en mente y que fue incapaz de transcribir.



Gracias a investigaciones posteriores, podemos conocer la relación entre los síntomas sufridos por esta enfermedad y el foco de localización donde ésta residía, el planum temporale. Y es que el planum temporale se encarga de la comunicación, tanto verbal como musical y es por eso por lo que Ravel, al tenerlo lesionado, advertiría tales señales.


Por otro lado, en el proceso de investigación, se comparó el cerebro de músicos con el de médicos para observar diferencias anatómicas. El resultado sería una mayor extensión en el planum temporale de aquellos con entrenamiento musical, ya que, además de anidar el lenguaje verbal en esta área cerebral, se aloja también el lenguaje musical, razón suficiente para haberse tenido que expandir.


De modo que si el aumento del volumen cerebral ha determinado una mayor inteligencia en la evolución de nuestra especie, por qué no pensar en el beneficio de la música que, aunque en menor medida expande una zona cerebral, podrá favorecer al humano en el desarrollo de habilidades.



Por IRENE CALVO, 1ºBatx

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